Igualmente, algunos adultos «lloran» al ver frustradas sus ambiciones. Detrás de muchas lágrimas hay sentimientos de envidia, odio, orgullo herido o egocentrismo. Cristo no está diciendo que todos estos lloros serán compensados o satisfechos. Al contrario, algunos de ellos muy claramente no recibirán consolación. Como puntualiza el apóstol Pablo: La tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación;… pero la tristeza del mundo produce muerte (2 Corintios
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